La capilaridad es una propiedad profundamente ligada a la mampostería, debido a la naturaleza microscópica de su composición, que en la mayoría de las situaciones contribuye a la degradación fisicoquímica de los muros, paredes y tabiques, al incrementar la humedad estructural.
El incremento de la humedad estructural se da por el ascenso y acumulación del agua del subsuelo, la cual penetra los microscópicos espacios en la estructura interna de la mampostería, desencadenando reacciones químicas que perturban el estado normal de los materiales.
De esta forma, la capilaridad hace que la mampostería se degrade, perdiendo gradualmente su atractivo estético y su resistencia mecánica. No obstante, se tienen diferentes tratamientos para evitar los efectos negativos de la capilaridad en mampostería.
¿Qué es la capilaridad?
Es preciso aclarar que la capilaridad no es una propiedad de la mampostería, sino de los líquidos, ya que estos desarrollan tensión superficial, el cual es el motor de su movimiento dentro los canales internos de los materiales porosos.
La tensión superficial de los líquidos está directamente relacionada con la cohesión interna de sus moléculas. Cuando la cohesión molecular es menor que la adhesión del líquido a las paredes milimétricas de un material, éste puede ascender por ellas, venciendo a la gravedad.
Se le llama capilaridad debido a que los canal internos, que ascienden al líquido (agua), tienen un diámetro igual o menor que el de un cabello. Mientras más pequeño sea el canal, mayor será la altura de la columna del líquido, hasta que su presión de ascenso sea igualada por su peso.
Pese a que la capilaridad ha sido asociada únicamente con el ascenso de líquidos, ésta también puede lograr que desciendan de su nivel normal. Esto sucede en el caso del mercurio líquido, gracias a que posee una cohesión intermolecular superior a su adhesión.
Por qué se origina la humedad por capilaridad en mampostería
En primer lugar, la capilaridad en mampostería se origina por la tensión superficial de los líquidos, como el agua, y la porosidad o permeabilidad de los materiales de construcción que la componen, háblese de ladrillo, mortero, hormigón, entre otros.
La mayoría de los materiales de construcción utilizados para la mampostería se caracterizan por presentar una vasta red interna de canales milimétricos, por lo que, en primera instancia, es inevitable el ascenso del agua y su posterior acumulación.
En segundo lugar se encuentra la proximidad del nivel del agua del subsuelo, o técnicamente conocido como nivel freático, a la mampostería y las cimentaciones.
Así como los materiales de construcción presentan porosidad, el terreno natural posee canales intersticiales que permiten la infiltración del agua, la cual penetra al subsuelo hasta cierta profundidad, que puede ser alcanzada por las cimentaciones.
Una vez el agua interactúa con las cimentaciones, que están generalmente construidas con materiales porosos, ésta puede ascender hasta toparse con paredes de mampostería, iniciando su acumulación.
Otra causa importante de la capilaridad en mampostería es la ausencia de tratamientos antihumedad, o su aplicación defectuosa, ya que con estos es posible sellar los canales capilares y/o propiciar la transpiración de la humedad estructural.
Cuáles son los efectos negativos de la capilaridad en mampostería
Cuando el agua empieza a acumularse en la mampostería por medio del ascenso capilar, suceden principalmente reacciones químicas, como la carbonatación que aumenta el pH, la corrosión por cloruros, reacciones álcali-árido, lixiviación, eflorescencias y expansiones por sales de oxidación.
La eflorescencia es uno de los efectos negativos más comunes de la capilaridad, siendo una alteración cristalina y blancuzca, como manchas superficiales, que se produce por el transporte capilar de sales solubles, las cuales quedan depositadas en la mampostería.
Las eflorescencias representan la principal degradación fisicoquímica de la estética de la mampostería, debido a que está acompañada por la descomposición de los revoques, el desprendimiento de pintura, etc. Además, estimula la formación de moho, hongos y bacterias.
Por otro lado, durante el invierno la capilaridad provoca que la mampostería sufra de heladicidad, la cual consiste en la expansión del agua (humedad estructural) debido a la reducción de su temperatura.
Hay que apuntar también que el agua capilar en mampostería produce presión hidrostática, que puede afectar la estabilidad de las paredes o tabiques. Esto repercute notablemente en las propiedades resistentes de la mampostería, haciéndola más débil.
Incluso, la capilaridad puede contribuir al incremento de la humedad por condensación y la ocurrencia de cortocircuitos o cualquier otro problema eléctrico, al dañar los dispositivos eléctricos embutidos en las paredes de mampostería.
Cómo evitar los efectos negativos de la capilaridad en mampostería
Para evitar los efectos negativos de la capilaridad en mampostería de forma directa, es necesario determinar la fuente de ella. Es decir, conviene saber si las cimentaciones de la edificación están interactuando constantemente con el nivel freático, ya que esta es una de las causas probables.
Pero, ya que la capilaridad es un fenómeno natural en las construcciones debido a la naturaleza de la mayoría de los materiales, quizá sea más propicio aplicar tratamientos fisicoquímicos para controlar la humedad capilar en mampostería.
El tratamiento para combatir la humedad, más utilizado es la inyección de resinas siliconadas, las cuales se encargan, mediante la cristalización, de sellar los canales intersticiales y poros de la mampostería.
Otra opción para combatir la capilaridad en mampostería consiste en el uso de morteros transpirables, que permiten al agua capilar convertirse en vapor de agua y escapar al ambiente.
También es posible instalar membranas en las paredes de mampostería para evitar los efectos negativos de la humedad capilar, debido a que funcionan como barreras del transporte capilar.
Sin embargo, existe una técnica novedosa llamada electroósmosis, que impide al agua ascender gracias a que cambia la polaridad eléctrica de la mampostería y del subsuelo.
Tratamiento alternativo de la capilaridad
Si se desea dejar a un lado los tratamientos convencionales para evitar la capilaridad, el tratamiento SECOMUR® es ideal para proteger a la mampostería no solamente de los efectos perjudiciales de la capilaridad, sino de los rayos UV, precipitaciones, microorganismos, etc.
Incluso, con SECOMUR® es posible impermeabilizar a la mampostería y hacerla transpirable, para que así pueda deshacerse de la acumulación de humedad capilar por medios naturales.